Ejemplos de algunas prácticas contra la ética, en el periodismo
Por AdminAcordBogota 19 abril, 2021 2186
Por Alberto Galvis Ramírez
Ex Presidente Acord
La semana pasada anuncié que mencionaría ejemplos de faltas a la ética en el ejercicio del periodismo colombiano, que terminan tergiversando los contenidos periodísticos, porque quien da prebendas, compra, presiona o amenaza, y quien actúa a nombre propio busca un efecto positivo en la información que quiere que se publique.
Veamos algunos ejemplos:
Hace algunos años, un importante colega que asistió a una de las tantas finales del torneo profesional de fútbol ganadas por América, en Cali, desapareció después del partido. Al otro día, en la mañana, me contó, muy orondo, que estuvo departiendo con Miguelito hasta la madrugada y que había logrado sacarle unos buenos pesos, para las transmisiones de la Copa Libertadores, de su emisora. “Es que si uno se cerca a Miguelito, le va bien”, me dijo. Desde luego, las informaciones del América en esa copa por ese medio fueron especiales.
En otra oportunidad, una etapa de la Vuelta a Colombia en bicicleta terminó frente a la Hacienda Nápoles, del narcotraficante Pablo Escobar Gaviria, en Puerto Triunfo. Después de la terminación de la carrera, el propio capo invitó a los integrantes de la caravana a que ingresaran a su finca; algunos colegas aceptaron; al otro día contaron la gran francachela y comilona que habían vivido, y algunos se ufanaron de haber recibido regalos de Escobar. Aquí la utilidad para el narcotraficante fue mejorar su imagen, porque en algunos medios de comunicación se le presentaba como un benefactor.
Durante el proceso de paz colombiano, muchos periodistas jóvenes, por falta de una formación histórica y de una adecuada preparación para cubrir ese suceso se quedaron cortos en la contextualización de la información, lo que dio como resultado noticias a medias, al tratar de reducir el conflicto a una pelea de perros y gatos, explicada sólo con información del presente. Por esa razón, mucha gente del común no entendió por qué este proceso de paz fue tan largo y complicado.
Otros ejemplos son aquellos de periodistas hinchas de equipos profesionales de fútbol, que exhiben con orgullo su militancia con la camiseta de sus amores, para informar o para opinar. Entonces se trenzan en discusiones con otros colegas, igualmente fanáticos, que defienden como sea a su equipo del alma o de su región, en unas fingidas peleas, que les encantan a los televidentes o a los oyentes, porque se sienten bien representados. En este caso, la misión del periodismo se invierte, porque lo ideal es que el aficionado piense con la objetividad del periodista, para que sea más responsable y pacífico, y no que el periodista piense como el hincha.
Igualmente, los casos que resultan del pernicioso matrimonio entre publicidad y periodismo, que muchas veces condiciona los contenido periodísticos a los anunciadores, que creen tener derecho a manipular al periodista, por ser una de sus fuentes de financiación y, por lo tanto, de supervivencia. El punto ideal de esta unión se logra, cuando el periodista es totalmente independiente de su anunciador, y es capaz hasta de criticarlo, sin importarle que le retire la pauta.
Otro tema es el comportamiento de algunos periodistas en las redes sociales, que escriben o hablan igual que los particulares, que usan estos canales, para desahogarse de sus odios y posiciones radicales. Sus argumentos para referirse a algunos temas son tratados con la misma pasión, irresponsabilidad, lenguaje y fanatismo de la gente común y corriente. El periodista debería ejercer su papel en cualquier actividad personal o profesional que ejerza, y tener presente que las redes sociales son también sus medios de comunicación, en las cuales debe hacer respetar su profesión, con comentarios serios y bien fundamentados.
Ahí están, queridos colegas, algunas reflexiones para que las analicen y las tengan en cuenta o no, para el ejercicio de esa noble y bella, aunque también golpeada profesión. Bienvenida la retroalimentación interna a estos conceptos.