La desbordada creatividad de los neologismos

Por AdminAcord 30 marzo, 2021 1008

Por Alberto Galvis Ramírez

Ex presidente Acord y socio Acord Bogotá

Cordial saludo a los colegas de Acord Bogotá. Gracias a gentil invitación de nuestro Presidente, mi amigo Ricardo Ruiz Espinel, a partir de hoy, y todos los lunes, estaré compartiendo unas reflexiones sobre diversos temas, que podrían ser de utilidad en nuestro trasegar profesional.

Empecemos recordando el papel de los periodistas como informadores y orientadores, es decir, como modelos dignos de ser imitados, por ejemplo, en el manejo del lenguaje, porque los medios de comunicación tienen la obligación de utilizar las palabras adecuadas, para construir mensajes claros y veraces.

Por eso, una de las primeras condiciones de un buen periodista es escribir y hablar bien, y eso se logra, con una formación -ya sea académica, autodidacta o su combinación- que nunca se detiene, porque se reafirma cada día en nuestra propia actualización, bajo el entendido que los periodistas debemos ser aprendices por naturaleza, nunca, sabios por vanidad.

A manera de ejemplo traigo los siguientes dos casos de “neologismos”, inventados quizá por alguien del común y copiados por muchos periodistas, lo que les da la propiedad suficiente para ser aceptados como válidos, por el común de la gente.

Comencemos con la terrible “tarde noche”, que se ha hecho común, para significar que ni es una cosa ni la otra, sino las dos a la vez o… ¿todo lo contrario? El castellano tiene dos palabras para mencionar ese momento del día o de la noche: atardecer, “empezar a caer la tarde”, y anochecer, “empezar a faltar la luz del día, venir la noche”, según el Diccionario de la Real Academia Española, DRAE.

Si “tarde noche” es válido, también lo serían: “noche día”, para referirse al “amanecer”; “mañana tarde”, para hablar del “mediodía”; blanco negro, si queremos mencionar el color “gris”; “bueno malo” para decir que alguien es “normal”; “frío caliente” para referirse a algo “tibio”, etc.

Hace unos días le escuché a un periodista deportivo una terrible variante de “tarde noche”, cuando al comenzar una entrevista saludó a un personaje diciéndole: “Buenas tardes noches…”

El segundo término que quiero referirles, también utilizado de manera recurrente por periodistas es “aperturar”, para afirmar que algo será abierto: “el puente será aperturado, aperturarán la investigación, aperturemos la discusión…”

“Aperturar” NO EXISTE en ningún diccionario de la lengua española. Existe “apertura”, sustantivo que significa, según el DRAE: “1. F. Acción de abrir. 2. Acto de dar principio, o de volver a dárselo, a las tareas de una asamblea, a los estudios de una corporación, a los espectáculos de un teatro. 3. Actitud favorable a la innovación. 4. Actitud de intransigencia en lo ideológico, político, religioso, etc. 5.

Acto solemne de sacar de su pliego un testamento cerrado y darle publicidad y autenticidad. 6. Combinación de ciertas jugadas con que se inicia una partida de ajedrez. 7. Fis. Diámetro de la lente en un instrumento óptico que limita la cantidad de luz que se recibe. 8. Angular: ángulo máximo de los rayos luminosos que pueden entrar en un instrumento para formar una imagen”. Como se puede observar, todas estas acepciones son sustantivos, no verbos.

“Apertura” debe ser utilizado antecedido por un verbo: “dieron apertura”, “se dio apertura” “se dará apertura”, “habrá apertura”, o, si preferimos formas más clásicas, simplemente, “se abrirá”, “se iniciará”, “comenzará”, etc. ¿Será que estas palabras son muy difíciles de escribir y de pronunciar?

Nuestro idioma, que es demasiado rico, no necesita que le obsequiemos productos de imaginaciones desbordadas y, en algunos casos, ignorantes. Lo que exige es que lo conozcamos y lo respetemos.