¿QUÉ PASA EN EL FUTBOL COLOMBIANO?
Por AdminAcordBogota 25 mayo, 2022 1990
Escándalos, protestas y bajo nivel futbolístico son parte de su identidad en estos días.
El futbol colombiano se ha destacado en los últimos tiempos no, precisamente, por el rendimiento de sus equipos en las diferentes competencias en las que participa, sino por temas extra futbolísticos: amaño de partidos, violencia de los hinchas, paro armado, falta de solidaridad y de respeto por la vida por parte de directivos y jugadores, el técnico que, si es, pero, que no fue, etcétera.
En fin, temas que empañan la imagen de un deporte de la entraña del pueblo colombiano, que atraviesa por un pobre nivel futbolístico, que pareciera que a los interesados poco les importa.
Y para no desentonar con el tema extra futbolístico, la última fecha de la fase de clasificación del torneo profesional no fue la excepción. La jornada 20 inició con una protesta de los jugadores de todos los equipos en contra de los directivos del rentado profesional. En los diferentes escenarios del país designados para el desarrollo de los compromisos, al pitazo inicial del árbitro le siguió el plantón de los futbolistas.
Después la agremiación de futbolistas, Acolfutpro, emitió un comunicado donde explicaba los motivos por los que tomaron la decisión de protestar en el comienzo de los partidos de la jornada de cierre de la fase de todos contra todos.
Dice la misiva que «Los futbolistas profesionales de Colombia ejercemos nuestro derecho fundamental a la protesta para manifestar nuestra inconformidad porque:
A pesar de que somos protagonistas principales del espectáculo, no hemos tenido participación en las decisiones que se toman en torno al fútbol, un derecho del que se han apropiado exclusivamente los directivos. Para construir un fútbol mejor para todos necesitamos ser escuchados.
Queremos tener voz y voto en la aprobación de reglamentos y de los calendarios, ya que estos siguen afectando nuestros periodos de descanso y vacaciones por el excesivo número de partidos.
Seguimos esperando que se negocien nuestras peticiones, presentadas desde el 2019. La negociación colectiva beneficia a todos los que hacemos parte de la industria del fútbol y necesitamos tener unas reglas claras, que sean concertadas entre directivos y futbolistas».
En ese pliego de peticiones presentado el 11 de septiembre de 2019 a la Dimayor y Federación Colombiana de Fútbol, y del cual exigen respuesta -a parte de lo expresado en el comunicado anterior-, también solicitan, entre otras cosas, la participación de la agremiación en los derechos de televisión, que la selección absoluta de Colombia juegue un partido al año para recaudar fondos para fortalecer el fondo social con sus asociados, que todos los torneos terminen antes del 10 de diciembre de cada año, que el descanso de mitad de año sea de 15 días calendario; concertar con Acolfutpro una minuta única de contrato de trabajo obligatoria para clubes y futbolistas como lo ordena la FIFA, pólizas complementarias de salud, torneo profesional femenino y políticas contra la discriminación, el acoso laboral y violencia de genero.
Por lo visto esta pelea va para rato, porque muy seguramente la Dimayor y la Federación Colombiana de Fútbol no darán su brazo a torcer, como se dice coloquialmente, y difícilmente aceptarán a Acolfutpro opinando en los temas determinantes de las entidades que rigen el fútbol colombiano y menos en los temas económicos y el diseño de los campeonatos y el número de torneos a disputarse.
Como bien lo manifestó el presidente de Colfútbol, Ramón Jesurun, el fútbol es un negocio de carácter privado en el que difícilmente se toman medidas si no hay voluntad de sus directos responsables. Pero deben buscar un punto de acuerdo, porque el uno depende del otro.
¿Y el pobre nivel futbolístico?
Si lo anterior parece no tener solución, todo indicaría que el nivel del balompié colombiano seguirá siendo de regular para abajo. A los directivos de los equipos de fútbol solo les interesa la plata que les llega por montones, producto de los derechos de televisión, los patrocinadores, la venta de jugadores, premios, dinero que en un gran porcentaje utilizan para engrosar sus arcas en detrimento de las instituciones.
Un directivo del Deportes Quindío manifestó alguna vez, “yo no estoy quebrado, el quebrado es el equipo”. Además, se han dado cuenta que con nóminas baratas se puede dar pelea en el rentado nacional y por eso poco les interesa hacer grandes inversiones en la contratación de jugadores.
El campeonato colombiano es un torneo con un fútbol lento, marrullero, cortado, con poca dinámica, sin mucha elaboración y exagerada simulación, que se ha encargado de alejar a los aficionados de los estadios e incluso de las pantallas de televisión, porque los ratings de sintonía así lo demuestran. Aquí es donde los jugadores que hacen tantas exigencias a los directivos deben hacer su propia mea culpa, analizar cuál es su responsabilidad en el mediocre fútbol que se juega y entender que son ellos los protagonistas y que siempre deben estar dispuestos a brindar un gran espectáculo. Actitud señores, actitud, por ahí comienza el cambio.
Directivos y jugadores son los únicos que pueden enderezar el camino y cambiar la triste historia que se vive, para que Colombia vuelva a tener un campeonato con un nivel superlativo, con estadios llenos, hinchas felices y con grandes resultados internacionales. Y que la próxima vez que se pregunte ¿qué pasa en el futbol colombiano? No sea por los escándalos o protestas, sino por el exuberante nivel de juego y por los títulos internacionales conquistados.
* Opinión de Gonzalo Parra
Vocal de Acord Bogotá