Recordando a Rafael Lloreda

Recordar a Rafita, en este triste y doloroso momento, es revivir mis 30 años de carrera como dirigente deportivo, y los mejores instantes de mi vida, al lado de uno de mis más grandes amigos y de un irremplazable y generoso consejero.

Hoy te recordamos, Rafita, porque fuiste demasiado en todo lo que hiciste: demasiado como hijo, esposo, padre, hermano y abuelo; demasiado, como servidor público; demasiado como dirigente deportivo, en fin, demasiado… como ser humano.

Estoy seguro que este sentimiento no es solo mío. Quienes disfrutamos del privilegio de tu compañía hemos llorado tu partida: los dirigentes de las federaciones, que hace menos de dos meses te aclamaron de nuevo en nuestra asamblea; tus compañeros del Comité Olímpico Colombiano, que notaremos tu ausencia, tus sabios consejos, tu acierto y pulcritud en el manejo de los recursos del deporte; tus colegas del voleibol mundial, que también conocieron todas esas virtudes que te engalanaron; tus amigos, y quienes apenas compartieron a tu lado algunos momentos, que extrañarán tu calidez e inteligencia; el amor por tu Santa Fe del alma; el gusto por la buena comida, y tu elegancia, porque hasta en eso te destacabas.

Para terminar esta breve y sentida despedida, quiero arrancar de mi corazón mi más sincero mensaje de solidaridad a tu familia, a tu esposa, Ana María; a tus tres hijos, Ana Carolina, Rafael Iván y Lina María; a tus dos nietas; a tu hermano Jorge y demás familiares, porque ellos copaban la mayor parte de tu amplio y generoso corazón.

También a la familia del deporte colombiano, al que tanto le serviste, a cambio sólo de una gratitud bien merecida.

Rafita: que Dios te tenga en su santo reino, que tus amigos te llevaremos en nuestros corazones… por siempre.

Ciro Solano Hurtado

Presidente Comité Olímpico Colombiano