Rescatemos al ser humano
Por AdminAcordBogota 19 abril, 2021 1088
Por Alberto Galvis Ramírez
Ex Presidente Acord.
Hoy me quiero referir en estas líneas a un tema poco abordado y menos aceptado por algunos periodistas, que han ignorado la ciencia primaria que debe inspirar al periodismo, en todas sus manifestaciones: el humanismo.
Independencia y criterio son los ejes del adecuado manejo del Humanismo en todos los aspectos de la vida. Y este es el epicentro de nuestras apreciaciones, porque en este punto se encuentran Humanismo y Periodismo: los dos defienden al ser humano de todo aquello que menoscaba su integridad.
Si queremos llegar a la esencia del periodismo es preciso primero pasar por la esencia del humanismo. Si ignoramos este punto caeremos en las redes del poder y del periodismo acomodado a otros intereses ajenos a la defensa del ser humano.
Para entender la cercanía entre Humanismo y Periodismo debemos partir de las características naturales de cada una de las dos ciencias (así nos digan que el periodismo no es una ciencia, ni siquiera una profesión, sino un simple oficio):
el humanismo tiene los siguientes elementos:
- El ser humano como su objetivo.
- Una sociedad conformada por seres humanos.
- Una autoridad que se ejerce dentro de esa sociedad y que busca la convivencia y el desarrollo.
- Una actividad que nace de la mecánica de esa sociedad.
- Unos hechos que suceden con naturalidad.
- Posibles irregularidades en el interior de esa sociedad, que vulneran la esencia del ser humano.
- Defensores de los derechos humanos.
- Consecuencias de las acciones adelantadas.
Las seis primeras condiciones se repiten en el periodismo. En lugar de la séptima y la octava surgen cuatro elementos nuevos:
- Los medios masivos de información periodística.
- Los periodistas.
- La publicación final.
- Las consecuencias.
Veamos cada uno de estos puntos:
- Los medios masivos de información periodística.
Son los vehículos utilizados para el ejercicio periodístico, que tienen unas características definidas. A pesar de que los medios de comunicación se han desarrollado hacia la alta tecnología seguirán siendo manejados por hombres, que son los que aportan su talento, inteligencia, ecuanimidad y objetividad, para comunicarse con otros hombres, que aportan su credibilidad.
Prensa, radio, televisión e Internet son los cuatro medios que sirven para el ejercicio periodístico, aunque en teoría, sólo el primero y el último garantizan la libertad de la información, porque son de propiedad de empresarios privados. En cambio, la radio y la televisión están condicionadas a las frecuencias, que son de propiedad de los Estados, lo que significa que quienes los manejan corren el riesgo de ser manipulados o controlados.
- Los periodistas.
Son los seres humanos que manejan la información en los medios de comunicación. La responsabilidad de esos hombres y mujeres es inmensa, porque en ellos ha depositado la sociedad entera toda la confianza para la defensa de sus derechos, muchas veces vulnerados.
¿En qué punto, el periodista desvía su objetivo frente al humanismo? Cuando no está suficientemente preparado para responder a sus obligaciones con los seres humanos objeto de su trabajo, y se dedica, consciente o inconscientemente, a abogar por intereses diferentes a esa verdad que socaba la integridad humana.
Aparece en este momento un valor abiertamente básico para el ejercicio periodístico: la ética, que veremos en nuestra columna de la próxima semana.
Anticipos. Estos son algunos ejemplos de ausencia de humanismo, que conduce a la vulneración de la ética: cuando el periodista se pone, por lo general abierta y orgullosamente, la camiseta de un equipo profesional de fútbol, y en el ejercicio de sus funciones periodistas defiende a muerte, hasta los pecados de su club del alma; cuando busca un beneficio particular, como pauta publicitaria para sus espacios, y condiciona a los intereses de quien pauta, los contenidos, tanto informativos como de opinión; cuando se deja arrastrar por sus pasiones y por sus deficiencias formativas, y termina dejando a un lado el objetivo de defender la verdad, y cuando recibe dádivas secretas (el tradicional engrase) para decir o callar algo.