¡VUELVE Y JUEGA..!
Por AdminAcordBogota 9 mayo, 2022 3495
Una vez más, el fútbol colombiano es el foco de la atención mundial. Pero esta vez, no por el buen desempeño de nuestros jugadores en las ligas internacionales, que cada semana se registra en los grandes medios de comunicación de todo el mundo, sino por un caso que limita en lo inaudito.
Sucedió el pasado fin de semana, en cumplimiento de la fecha 19 de la liga nacional de fútbol profesional, en el Estadio de Jaraguay en Montería. En ese escenario estaba previsto el juego entre el local Jaguares y el visitante Independiente Medellín. El partido, como es de conocimiento de todos -esta noticia recorrió el mundo-, no se realizó debido a que el onceno paisa se abstuvo de asistir, aduciendo temas de seguridad por el paro armado que implementaron grupos delincuenciales al margen de la ley, por la extradición de Dairo Antonio Úsuga, alías “Otoniel”, a los Estados Unidos.
El DIM, mediante un comunicado publicado en su página web y en las redes sociales, afirmó de manera contundente con antelación que no viajaría a Montería por los delicados temas de seguridad en la sede del partido y el riesgo que corrían sus empleados y los integrantes del plantel profesional. Y así fue. El Medellín no viajó, pero los encargados de la organización del partido -léase Dimayor-, montaron un novelón de bajo calibre y contra todos los argumentos esgrimidos optaron por realizar los actos protocolarios, claro, con un solo equipo (Jaguares), los árbitros y una buena cantidad de miembros de la policía y el ejército, que cuidaban la grama, y otro tanto en las tribunas desocupadas, porque los aficionados sí entendieron la situación y se quedaron en casa.
La Dimayor, en primera instancia, y el equipo Jaguares han sido duramente cuestionados con razón, por el show novelesco que montó el primero y la falta de solidaridad y colegaje del segundo.
El ente rector del fútbol profesional en nuestro país, Dimayor, se hizo el de la vista gorda y en cabeza de su presidente Fernando Jaramillo desestimó la posibilidad de aplazar el partido o cambiarlo de sede como ha pasado en otras oportunidades. La terquedad de esta instancia permitió que el primer capítulo de esta pobre novela se emitiera en el mundo entero. La verdad, se siente vergüenza ajena.
Win Sports, canal dueño de las transmisiones del balompié nacional, también se había manifestado mediante un comunicado horas antes, en el que indicaba que si el compromiso finalmente se realizaba en el estadio de Jaraguay, no habría transmisión de televisión porque la “situación de orden público” que se presentaba actualmente en la zona imposibilitaba la llegada de la unidad móvil a la sede de este compromiso y no garantizaba tampoco “la plena seguridad de sus colaboradores”.
Sin embargo, todos estos argumentos válidos y justos se evaporaron por el encanto de los directivos y se volvieron tema ardiente en todas las instancias afines al espectáculo, como los medios de comunicación nacionales y del exterior, que alardearon de repetir la ‘noticia’ hasta la saciedad. Igualmente, hubo reacción en todos los sentidos de futbolistas, técnicos, directivos de otros equipos, Acolfutpro, la mayoría a favor de que el partido no debería jugarse en esas condiciones para salvaguardar la integridad de los miembros del DIM.
Las ‘garantías’ ofrecidas por la alcaldía y autoridades de Montería, así como de la Dimayor, que puso a disposición del equipo antioqueño un vuelo chárter directo a la sede del juego y evitar el desplazamiento terrestre previsto en el viaje inicial del onceno visitante, no convencieron y el DIM respondió con “ningún partido es más importante que la integridad de las personas”. Y tiene toda la razón.
Novela de bajo nivel teatral con un gran protagonista, Jorge Duarte, juez del fallido partido, que sumó a su currículo arbitral una nota interesante: un W.O. en un escenario profesional.
Ahora les corresponderá a los tribunales de rigor decidir sobre este bochornoso espectáculo, que le dio la vuelta al mundo por culpa de una intransigencia institucional y la inexistente solidaridad del gremio (Jaguares) y determinar quien tuvo la razón. Por ahora, ya se comenzó a escribir el segundo capítulo de este novelón…
Opinión de Fabio Fandiño
Secretario General de Acord Bogotá